Ya estoy instalada en Madrid. Han sido unas horas bastante raras o mejor dicho horas de adaptación.
Primero que todo, la experiencia de estar en un avión por más de 5 horas no es de mis favoritas, de eso estoy muy segura. La hora que estuve en el aeropuerto de Barajas fueron de mucha confusión, estaba agotada y ese lugar es inmenso, hay que subir y bajar y yo lo único que quería hacer es llegar, dejar mis maletas y acostarme.
Llegar a un país donde no conoces nada, ni a nadie, es difícil. Ese proceso de salir de esa famosa zona de comfort y acostumbrarte a la idea de que esta nueva cuidad será tu hogar por los próximos meses.
No he podido salir a conocer mucho de la ciudad – por ahora – pero si he salido a caminar por el barrio donde vivo y me gusta mucho la tranquilidad del área.
La comida no es tan distinta a lo que estoy acostumbrada a comer, pero si hablamos de cantidades, ahí si les puedo decir que tengo un problema porque en España se come mucho y yo no soy de comer tanto.. más vale que empiece a caminar porque sino empezaré a rodar por Madrid. El clima me ha recibido de buen humor, ni muy frío ni muy caliente, ya veremos como evoluciona nuestra relación.
Voy conociendo a Madrid de a poquitos y a mi ritmo y la idea de esta columna es compartirles un poco de eso, mis aventuras de este lado del charco todas las semanas, espero que las disfruten y comenten!
xx
A.